Cada vez que vemos algo, a alguien o una situación no podemos evitar lanzar una opinión, crítica o juicio. Nuestra mente está continuamente generando nuevos pensamientos, planteando una pregunta detrás de otra, sin descanso.
Esto es lo que hace que en lugar de encontrar una respuesta, cada vez tengamos más dudas.
La dinámica de la vida prácticamente se ha convertido en ver, oír, escuchar y juzgar. No nos detenemos a contemplar, a observar, a fluir con los acontecimientos.
Si cada día realizáramos un ejercicio de observación, de mirar las cosas que ocurren a nuestro alrededor en silencio, las respuestas a nuestras cuestiones serían reveladas por nuestro interior, nuestra fuente.
La mayoría de las personas se pasan toda la vida perdidas, sin saber qué camino elegir precisamente por ésto, por no escuchar en silencio.
Si quieres respuestas, observa y no juzgues. Deja que la vida se vaya desarrollando a su manera, a sus tiempos.
La mejor forma de conocer el mundo y a la personas que te
rodean, es observándolas. Cuando
aprendas a observar sin juzgar, descubrirás la Magia de Vivir tranquilo, en
paz, en calma, y sobre todo, con la capacidad de respetar, agradecer, amar y
perdonar.
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