viernes, 28 de febrero de 2020

EL PODER DE LAS PALABRAS

No terminamos de ser conscientes, del inmenso poder que tienen las palabras que salen de nuestra boca. 

Muchos las sienten como una mera herramienta de comunicación, un lenguaje como cualquier otro, sin reparar en que todo lo que pensamos o deseamos, lo transformamos en acción desde el mismo instante en que articulamos las palabras.

Y como hablamos de manera automática, en la mayoría de los casos no medimos las palabras. Si supiéramos las consecuencias que tiene el poder de la palabra, elegiríamos con mayor cuidado las cosas que vamos a decir o comentar, y mucho más cuidaríamos de esas palabras, cuando se tratase de conversar con alguien.

Cuanto más hablemos de desgracias, enfermedades, situaciones desagradables y negativas, lo que estaremos haciendo será aumentar este tipo de acontecimientos.  De esta forma, estaremos engrandeciéndolos y atraeremos más de lo mismo. Sin embargo, hablar de cosas agradables, positivas y productivas, abrirá puertas de abundancia y bendiciones.

Por eso recomiendo no ver las noticias, pues es un bombardeo continuo de cosas negativas, que más tarde compartiremos con alguien en medio de una conversación, y terminará por alienar nuestra naturaleza y convertirnos en seres miedosos, tristes o angustiosos. Se puede estar informado de lo que ocurre en el mundo, pero no de manera tan invasiva. Igualmente, aconsejo apartarse de aquellas personas cuyas conversaciones solo aluden a temas escabrosos, desfavorables o perjudiciales, porque conseguirán invadirte con sus ensombrecidos puntos de vista.

Estar ocupado con cosas que nos gusten, como leer, pasear, ir al cine, al campo o a la playa, nos elevará la vibración y nos conectará con nuestro interior, hasta tal punto, que lo único de lo que querremos hablar será de cosas animadas y constructivas que influirán de manera positiva en nuestra manera de ver la vida.

Las palabras tienen el poder tanto de construir como de destruir, así que elijamos la forma correcta de expresarnos, para que luego no nos arrepintamos de las consecuencias de las mismas.

La forma en la que nos comunicamos depende en gran medida de nuestras creencias y de la manera en la que hayamos sido educamos; esto dará lugar a una actitud de respeto o de agresividad.

Por ello, hay que pararse primero a pensar qué es lo que vamos a decir antes de disparar sin control las palabras, que luego se convertirán en decretos y darán lugar a acciones.

La palabra tiene un inmenso poder, y según el uso que hagamos de ella, crearemos unos resultados u otros.

No olvides que hay Magia en las palabras, así que aprende a utilizarlas para que una vez que salgan de tu boca, creen un mundo maravilloso.

Repetir este mantra atraerá a tu vida todo aquello que quieras conseguir: YO PUEDO, YO SOY CAPAZ, YO ME LO MEREZCO.





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