Hay personas que creen que el silencio se practica cuando
visitas una iglesia, un monasterio, o cualquier lugar de culto donde se requiere
de ello. Pero el silencio verdadero solo se encuentra en tu interior, en la
observación, en el acallamiento de tu mente. La práctica del silencio, debería
ser un ejercicio diario.
Hay personas a las que les asusta estar en silencio, porque
no están acostumbradas a estar con ellas mismas. Necesitan siempre estar
rodeados de otras personas, de ruidos, de acción.
Experimentar el silencio y la calma, es la mejor herramienta
para conectar contigo mismo. Esto te llevará a un mayor estado de energía, el
cual te ayudará a estar más presente y disfrutar de las personas y las cosas
que te rodean.
El silencio nos permite pasar más tiempo con nosotros
mismos, nos permite crear espacio en nuestra mente para los pensamientos
positivos y que nos podamos conectar mejor con nuestras emociones. Nos permite bajar el ritmo, desacelerarnos y
ver qué nos ocurre internamente, en lugar de estar reaccionando a estímulos
externos. Nos ofrece la posibilidad de descansar del constante flujo de
información que recibimos de la vida moderna.
A algunas personas les resulta inquietante estar en
silencio, y están obligadas a estar conectadas a la televisión, radio, redes
sociales, etc. Estas personas no saben callar ni sus palabras ni sus
pensamientos. Tienen miedo de quedarse a solas con ellos mismos. Tienen miedo
de escuchar su alma, su intuición. Y la información que se recibe de ambas
(alma+intuición), es más fiable que la que nos llega a través de los medios de
información.
Si tenemos que quedarnos en casa, situación en la que nos
encontramos en estos momentos, busca una parte de la misma que sea tranquila
donde puedas sentarte de 5 a 10 min sin interrupciones, y siéntate con la
intención de disfrutar del silencio. Apaga los aparatos electrónicos y disfruta
de ese momento.
También podemos practicar el silencio fregando los platos,
planchando, o realizando cualquiera de las tareas domésticas. Incluso
asomándonos por la ventana y observando.
Estamos en un buen momento, para estudiar qué tenemos que cambiar en nosotros mismos.
El secreto, no es
tener más tiempo sino más intención.
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